Luis Madrigal tiene 54 años y en los últimos 35 se ha dedicado a pintar carretas típicas.
Nació en Sarchí, Alajuela, y cuando estaba en el colegio técnico del cantón aprendió el arte de los “colochos de colores” y se enamoró de esa forma de expresarse.
Luis Madrigal es un artesano que pinta carretas y quiere rescatar la bella tradición. Foto: Cortesía de Guillermo Solano. (Cortesía de Guillermo Solano)
A su taller llegan carretas de distintos lugares del país, boyeros de Cartago, de Guanacaste, de San Carlos y de muchos sitios más para que él convierta sus herramientas de trabajo en obras de arte.
“Todavía quedan muchas personas que usan carreta, en terrenos muy quebrados es lo mejor; las usan para sacar productos y quienes las traen a pintar son los boyeros que en su tiempo libre participan en desfiles”, cuenta Luis.
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Este artista sueña con que la tradición de pintarlas sobreviva en las generaciones y siente una gran responsabilidad para lograrlo; por eso siempre que puede va a escuelas y colegios para trasmitir su conocimiento a los niños y a los jóvenes.
“Me buscan sobre todo cuando se acerca la celebración de la independencia porque repasan los símbolos nacionales y en los centros educativos explican qué es la carreta y qué significa en nuestra historia como país.
El artesano vista centros educativos para llevar su arte. Foto: Cortesía de Guillermo Solano. (Cortesía de Guillermo Solano)
“Cuando voy a las escuelas y colegios llevo yugos y pinturas y les explico todo lo que tiene que ver con la decoración de las carretas; algunos niños ya las conocen porque los papás los han llevado a verlas y otro no, pero todos disfrutan.
“Para ellos, por lo general, es muy impactante aprender sobre eso, les gusta mucho”, contó.
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Sus muchas visitas a estudiantes han hecho que Luis guarde un motón de anécdotas, algunas muy curiosas.
“Recuerdo una vez que fui a un kínder en Grecia para hablarles a los niños de todo este mundo de las carretas y les pregunté si sabían qué era un boyero. De inmediato un niño levantó la mano y dijo que eran las personas que hacían bueyes; la inocencia de los niños siempre sorprende.
“Hace unos días me invitaron al área de preescolar del Colegio Humboldt y también me pasó algo curioso, estaban los chiquitos sentados en el piso y yo les iba enseñando un yugo y les explicaba cómo se había hecho la pintura y una chiquita levantó la mano.
“Creí que me iba a preguntar algo de las carretas, pero cuando le di la palabra me dijo que el papá de ella tenía unos zapatos iguales a los míos”, narró.
Los niños siempre quedan encantados con la explicación de Luis. Foto: Cortesía de Guillermo Solano. (Cortesía de Guillermo Solano)
Aquel día la actividad fue muy linda porque cada niño tenía una carreta pequeña para pintarla según las enseñanzas del artista, así que disfrutaron un montón.
Luis también colabora con las universidades Nacional y la Ulacit, una vez cada cuatrimestre le llevan a Sarchí un grupo de estudiantes extranjeros para que aprendan sobre el arte de pintar carretas.
“Este diseño de colochos es algo muy nuestro, nos identifica como país porque cada nación tiene sus gráficos y estilos. Los extranjeros dicen que cuando ven una imagen con los colochos en esos colores vivos piensan de una vez en Costa Rica”.
Si a usted le gustaría invitar a Luis a alguna feria para que lleve sus chonetes y gorras o está interesado en invitarlo a un centro educativo para que le hable a los niños y jóvenes sobre las carretas, puede contactarlo al teléfono 8629-0237.
Luis nos recuerda que ya no hay en Costa Rica tantas carretas como antes, por eso ha tenido que reinventarse para poder sacar adelante a sus tres hijos.
Estos bellos diseños de los vestidos fueron hechos por el sarchiseño. Foto: Cortesía de Guillermo Solano. (Cortesía de Guillermo Solano)
Desde hace cinco años, además de pintar en su taller, trabaja con la empresa El Canto y hace los diseños que tanto ama para que ellos los estampen en prendas de vestir. Por cada prenda que venden un porcentaje del dinero le toca a él.
También compra gorras, sombreros y chonetes y les pone los colochos, esa es otra forma de llevar su arte a mucha gente y de alimentar una tradición tan nuestra.
“Los sombreros, los chonetes y las gorras son mis productos estrellas cuando voy a ferias, los pinto a mano y si las personas quieren puedo personalizarlos con el nombre de ellos o con algún detalle especial”, dice.
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Luis asegura estar comprometido de lleno con compartir su conocimiento y la habilidad que ha desarrollado con los años.
“Una muchacha estuvo trabajando conmigo para aprender todo esto, ahora tengo otro muchacho al que le estoy enseñando y me da esperanza ver que muchas personas todavía se interesan en este arte”, dice con ilusión.
Luis quiere pasar su conocimiento a las nuevas generaciones. Foto: Cortesía de Guillermo Solano. (Cortesía de Guillermo Solano)
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