Las mejores frases de 'El Principito': el mejor cuento para niños jamás escrito

2022-05-29 04:02:05 By : Mr. Cory Zheng

Antoine de Saint-Exúpery no tuvo una vida corriente, quizá por eso desconfiaba tanto de 'las personas mayores'. El aviador francés, que quedó huérfano de padre a la temprana edad de cuatro años, sobrevoló con su avión los bellos y diversos paisajes de Córcega, Tolouse, el Sáhara español, Tetúan o lo que después sería Senegal, hasta que encontró la muerte en un accidente con su avioneta, el 31 de julio de 1944. Desapareció, como si del propio principito se tratase, y no fue hasta 1998 cuando un pescador encontró al sureste de Marsella una pulsera de plata con el nombre de Saint-Exupéry y de su esposa Consuelo, enganchado a un trozo de tela.

Quizá lo intuía cuando, exiliado en Estados Unidos, se puso a escribir e ilustrar el manuscrito de lo que sería El principito. Se encontraba en una crisis personal y su salud estaba deteriorada, pero debía saber que aquello que escribía era excepcional. Un cuento para niños y adultos, con una complejidad extrema y una belleza insuperable, en el que se trata la vida y todo lo que la rodea.

El principito, el piloto perdido en el Sáhara (presumiblemente el propio Saint-Exúpery), la flor, el zorro y el asteroide B612 quedarán para siempre en el imaginario colectivo. Y en honor a una de las obras más bellas jamás escritas, hemos elegido algunas de sus mejores frases.

Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona mayor puede comprender todo; incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa: esta persona mayor vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdadera necesidad de consuelo. Si todas estas excusas no fueran suficientes, quiero dedicar este libro al niño que esta persona mayor fue en otro tiempo. Todas las personas mayores han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan.) Corrijo, pues, mi dedicatoria: a León Werth, (cuando era niño).

Para unos, los que viajan, las estrellas son guías. Para otros no son más que lucecitas

Antoine de Saint-Exúpery no tuvo una vida corriente, quizá por eso desconfiaba tanto de 'las personas mayores'. El aviador francés, que quedó huérfano de padre a la temprana edad de cuatro años, sobrevoló con su avión los bellos y diversos paisajes de Córcega, Tolouse, el Sáhara español, Tetúan o lo que después sería Senegal, hasta que encontró la muerte en un accidente con su avioneta, el 31 de julio de 1944. Desapareció, como si del propio principito se tratase, y no fue hasta 1998 cuando un pescador encontró al sureste de Marsella una pulsera de plata con el nombre de Saint-Exupéry y de su esposa Consuelo, enganchado a un trozo de tela.